Diferencia entre fisura ósea y fractura de hueso
¿Fractura o Fisura Ósea?
Cuando sufrimos un traumatismo y como consecuencia del mismo un daño a nivel óseo podemos encontrarnos con el diagnóstico de fisura o fractura. También podemos encontrarlas tras esfuerzos repetitivos, como las fracturas por estrés. En ocasiones son términos que pueden generar confusión dado que los síntomas pueden ser muy similares a la exploración y son necesarias pruebas complementarias para un diagnóstico definitivo.
A lo largo de este artículo intentaremos aclarar las características propias de cada lesión así como las posibles diferencias a la hora de abordarlos terapéuticamente desde la fisioterapia.
¿Cómo es el hueso?
El hueso está compuesto por minerales como carbonato o fosfato de calcio y agua, proteínas y colágeno. Todos estos elementos se combinan de modo que le aportan las características de firmeza y resistencia siendo a la vez elástico. Por otra parte podemos distinguir entre la cortical (parte más externa del hueso, la más sólida y en la que los elementos anteriormente mencionado se disponen en forma laminar) y el hueso trabecular o esponjoso (se encuentra en el interior del mismo y recibe su nombre por la disposición en forma de celdas que adopta el tejido).
Al ser un tejido vivo el hueso está compuesto por diversas células óseas encargadas de su continua función de regeneración y remodelación: estas son las células osteógenas, osteoblastos, osteocitos y osteoclastos. El correcto equilibrio en proporción de estos elementos celulares así como su correcta función determina la buena calidad del tejido óseo.
¿Cómo saber si sufro una fractura o fisura ósea?
Suele ser necesario practicar una prueba complementaria de imagen para cuantificar el alcance de la lesión ósea. La radiografía suele ser la de primera elección, sin embargo en ocasiones se suelen solicitar otras para mayor estudio de la lesión ósea como la RMN o TAC.
La diferencia principal entre una fisura ósea y una fractura es que en la fisura no se produce una pérdida total de la continuidad del hueso y por ello no son inestables, no hay peligro de que el hueso se desplace como ocurre en una fractura. Podríamos decir que la fisura es una especie de “grieta” en el hueso, sin embargo aun siendo de menor gravedad que la fractura también requiere un tratamiento específico y como hemos comentado antes puede dar lugar a una serie de síntomas que pueden ser comunes en ambas patologías.
Estos síntomas pueden ser:
- Entumecimiento u hormigueo.
- Dolor intenso.
- Impotencia funcional del segmento corporal.
- Hinchazón o hematoma.
Dentro de la categoría de las fracturas podríamos distinguir a grandes rasgos las fracturas desplazadas (que en ocasiones requieren de una reducción de la misma ya sea manual o quirúrgica) como las no desplazadas. Ambas conllevan un posterior periodo de inmovilización que varía en función del grado y tipo de fractura, el hueso que sufre la lesión e incluso las características propias del tejido óseo de cada paciente (determinado por factores como estilo de vida sedentario, edad, tabaquismo, alimentación, etc).
Una vez terminado este periodo comenzaría el tratamiento de fisioterapia (pudiendo comenzar incluso antes con la inclusión por ejemplo de la Magnetoterapia, agente físico que ayuda a acelerar y mejorar la consolidación ósea).
Tratamientos
En la fisura la actuación de la fisioterapia es más temprana ya que se ha demostrado que la inmovilización total no hace sino empeorar la patología ya que genera disminución de rango articular en fracturas cercanas a estas, rigidez y retracción muscular así como pérdida de tono, retracción tendinosa y disminución de flujo sanguíneo en la zona. Por ello es importante la movilización temprana del segmento de forma progresiva (y de carga en fisuras de mmii).
Salvo en el caso de la magnetoterapia, como hemos citado anteriormente, la única diferencia en cuanto al tratamiento de fisioterapia entre fractura y fisura sería la fecha de inicio del mismo o las precauciones a tomar.
Desde la fisioterapia convencional tenemos muchas herramientas terapéuticas para abordar los síntomas asociados a las dos patologías (inflamación, dolor, incapacidad funcional, etc):
- Láser.
- Ultrasonidos
- Magnetoterapia
- Electroanalgesia
- Terapia manual y movilizaciones
Gracias al avance de la tecnología contamos con herramientas de fisioterapia avanzada cuyas técnicas nos permiten disminuir los tiempos de recuperación a la vez que mejoramos sensiblemente la calidad de vida a lo largo del proceso ya sea por una fractura o fisura ósea
- INDIBA: mediante radiofrecuencia podemos ayudar a la reabsorción de edemas, mejorar el rango de movimiento articular y en consecuencia mejorar dolor.
- NMP (Neuromodulación percutánea): a través de ecografía localizamos los nervios encargados de las aferencias sensitivas y motoras de la región donde se encuentre la fractura y regiones anexas y a través de una aguja podemos aplicar una corriente de baja frecuencia para disminuir dolor y mejorar el rendimiento musculoesquelético.
- EPI o MicroEPI: Para el tratamiento de partes blandas que hayan podido ser causados por la inmovilización, cirugía o el propio mecanismo lesional.
Como última etapa en el proceso de recuperación del paciente, tanto en la fisura como en la fractura, resulta importante realizar una correcta readaptación física. Tanto por la lesión en sí misma como debido a la inmovilización del segmento se generan una serie de disfunciones o compensaciones que resultan importantes corregir por medio del ejercicio terapéutico. Por ello un profesional formado específicamente para este cometido podrá valorar las posibles deficiencias de los segmentos corporales anexos al foco de fractura por medio de la EMG de superficie y de este modo indicar ejercicios de forma individualizada y a adaptada a la situación personal del paciente.