Qué es la radiofrecuencia para el dolor

La radiofrecuencia es un tratamiento analgésico que permite tratar el dolor aplicando una corriente eléctrica que genera efectos de diversa índole dependiendo del tipo de radiofrecuencia que estemos empleando, atendiendo a la patología del paciente.

A continuación veremos los tipos y para qué patologías está indicado en cada caso.

Radiofrecuencia MIVI

Tipos de radiofrecuencia para el tratamiento del dolor

Radiofrecuencia convencional

Es un tratamiento ablativo en el que se aplica un voltaje continuo a través de una o varias agujas. Estas agujas, se colocan alrededor de un nervio y aplicándoles corriente, alcanzarán una temperatura que permitirá que el impulso doloroso se interrumpa. Se suele aplicar en exclusiva a nervios sensitivos.

A continuación veremos para qué patologías está indicado:

Radiofrecuencia pulsada

Es un tratamiento neuromodulador en el que se emplea un voltaje aplicado de forma discontinua, a través de una o varias agujas. Estas agujas, se colocan alrededor de un nervio y, aplicándoles corriente, alcanzarán una temperatura que permitirá que el impulso doloroso se module y reduzca. A diferencia del anterior, este tratamiento está indicado para tratar estructuras alteradas, en las que hay alteraciones neuropáticas (lesiones del sistema nervioso), o aquellas que son estructuras mixtas (con componente motor) que no deben ser tratadas por métodos ablativos ya que conducirían a una pérdida de función.

A continuación, le indicamos para qué patologías estaría indicado:

Radiofrecuencia enfriada o radiofrecuencia cooled

Es una variante de tratamiento ablativo en el que se aplica una tecnología de enfriamiento tras la radiofrecuencia. De esta forma generaremos un área de tratamiento más extensa y conseguiremos ser más eficaces. Esta tecnología se aplica en aquellas localizaciones del cuerpo en las que la intervención sea compleja por la variabilidad anatómica de los nervios.

El tratamiento es similar a la radiofrecuencia convencional y será de gran ayuda cuando el nervio sea difícil de localizar.

A continuación, le indicamos para qué patologías estaría indicado:

El procedimiento

Para aplicar correctamente este tratamiento y obtener la eficacia que puede proporcionar será imprescindible un correcto diagnóstico y valoración del paciente. Para ello es fundamental la visita médica, en ella el doctor hará preguntas concretas que acompañadas a la exploración física y evaluación de las pruebas complementarias permitirán determinar con más precisión cuál o cuáles son las causas del dolor.

  • No requiere hospitalización en la mayoría de los casos.
  • En algunos casos podría utilizarse sedación consciente.
  • Podríamos acompañar el tratamiento con analgésicos locales o corticoides.

 

Eficacia

De acuerdo con los protocolos estándar aceptados por el sector, se iría notando una mejoría sustancial del dolor (en la mayoría de los casos mayor al 70%) tras 3-5 semanas desde el tratamiento.
Es conveniente combinar este tratamiento con pautas de recuperación funcional para maximizar los resultados y conseguir una duración prolongada por encima de 6 meses.

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