Síndrome de la cintilla iliotibial o “rodilla del corredor”
Síndrome de la cintilla iliotibial o “rodilla del corredor”
La cintilla o banda iliotibial es una estructura de tejido conectivo conformado por aponeurosis y tendón de glúteo mayor y tensor de la fascia lata. Esta banda se origina en la cadera (pala iliaca) y recorre la parte lateral del muslo hasta llegar a la parte inferior de la rodilla (cara anterolateral de la tibia).
Una de las patologías más frecuentes en esta zona es el síndrome de la cintilla o banda iliotibial, una lesión por sobreúso debido al roce repetitivo de la zona distal de esta estructura con la parte exterior de la rodilla, concretamente con el cóndilo femoral externo.
Es una lesión característica en corredores de larga distancia y en menor medida en ciclistas. Los síntomas que suelen referir estos deportistas son principalmente dolor e inflamación en la zona afectada, el cual aparece a una distancia específica de carrera obligando al cese de la actividad. Generalmente se desarrolla de forma progresiva, apareciendo el dolor cada vez a menor tiempo o distancias más cortas. Es frecuente la aparición de síntomas a los 15-20 minutos de carrera, agravándolos las pendientes y el ritmo lento debido a un mayor tiempo de contacto de la cintilla iliotibial con el epicóndilo femoral externo. El dolor generalmente aparece durante la fase de contacto inicial, fase en la que se produce una contracción excéntrica de deceleración, generando tensión hacia la cintilla iliotibial.
Causas
No hay consenso en cuanto al origen exacto de la patología, ya que la etiología del síndrome de la cintilla iliotibial es principalmente multifactorial.
Debido a la frecuencia de esta lesión en corredores, hace pensar que la carrera continua es un factor de riesgo predisponente a esta patología, puesto que durante esta se reproduce de forma repetitiva el mecanismo lesional.
Existen también una serie de factores biomecánicos que hacen al corredor susceptible de desarrollar este síndrome debido al aumento del roce de la cintilla con el cóndilo femoral externo, como puede ser:
- Acortamiento muscular de flexores de cadera y músculo tensor de la fascia lata.
- Desequilibrios musculares. La debilidad en los músculos abductores de la cadera (concretamente el glúteo medio) nos llevará a sobre-tensar la fascia lata.
- Genu varo.
- La pronación excesiva o una biomecánica pobre del pie (tendencia al pie plano).
- La diferencia de longitud de las piernas (dismetría).
- Epicóndilo femoral externo muy prominente
- Hiperlaxitud cápsulo-ligamentosa.
Otros factores predisponentes son el uso pueden ser el sobre-entrenamiento, fallos en la programación del mismo y el uso de calzado inadecuado.
Síntomas del síndrome de la cintilla iliotibial
Los síntomas principales del síndrome de la cintilla iliotibial consisten en dolor en la parte externa de la rodilla, más específicamente en el epicóndilo lateral del fémur (donde se produce el roce de la cintilla), que puede ir acompañado también de inflamación en la zona. Este dolor aparece en un tiempo/distancia de carrera específico y empeora gradualmente provocando incluso el cese de la actividad. Tras un período de descanso el dolor suele remitir, apareciendo nuevamente al retomar la carrera.
El dolor se agrava habitualmente al correr cuesta abajo dónde el trabajo de la fascia lata es mayor. En algunos casos muy agresivos se puede producir incluso un resalte de la cintilla por encima del epicóndilo, emitiendo un chasquido.
Diagnóstico
Será fundamental la historia clínica del paciente y los síntomas que refiere para sospechar de un posible síndrome de cintilla iliotibial.
En la exploración en camilla confirmaremos el diagnóstico localizando el dolor mediante la palpación del epicóndilo lateral del fémur en cara externa de la rodilla. Suelen existir puntos gatillo a lo largo de la fascia lata y posible acortamiento, por lo que realizamos el test de Ober.
El diagnóstico se puede completar con diversas pruebas de valoración mediante la electromiografía de superficie (EMG) para ver si existe una correcta activación muscular. Las pruebas de imagen nos pueden aportar mucha información del tejido que está produciendo la sintomatología, tanto la ecografía como la resonancia magnética pueden evidenciar si realmente hay tejidos que presenten un daño.
Tratamiento
El principal objetivo terapéutico será reducir el dolor y la inflamación, y tras esto corregir las posibles compensaciones, logrando un patrón de movimiento correcto y una activación muscular óptima. Será fundamental continuar con ejercicios de fortalecimiento muscular para evitar recidivas.
En el enfoque de tratamiento convencional encontramos técnicas como terapia manual, ejercicio terapéutico, estiramientos, magnetoterapia, crioterapia, electroanalgesia, láser… entre otras.
Una parte primordial será la modificación de la actividad deportiva, adaptando temporalmente aquellas actividades que generen dolor hasta que se resuelva o disminuya. Tener en cuenta también una vuelta progresiva a la actividad física, realizando una correcta planificación de la carga de entrenamiento, identificando y corrigiendo aquellos errores que provocaron la lesión.
Por tanto, muy importante llevar a cabo la Readaptación Funcional con un profesional, de forma que se lleve a cabo una valoración muscular por electromiografía para identificar y corregir esos los patrones de movimiento y activación muscular erróneos, así como desarrollar un programa de fortalecimiento personalizado en el que prime la potenciación de musculatura como el glúteo medio.
En cuanto a Fisioterapia Avanzada, podemos utilizar técnicas como EPI para la regeneración de las fibras musculares afectadas, microEPI con el objetivo de reducir la inflamación y Neuromodulación para reducir el dolor del área afectada y/o facilitar la activación muscular. Podremos hacer uso también de INDIBA para promover la activación a nivel celular y normalizar el tejido.
El tratamiento es efectivo si se instaura pronto y debe prolongarse hasta la desaparición total de las molestias.
En algún caso se podrá valorar la realización de terapia médica como la infiltración de corticoides u otras técnicas invasivas. Si todo lo anterior falla, en casos donde exista una cintilla muy fibrosada, se indica una intervención quirúrgica.