Enfermedad de Sudeck
¿Qué es la enfermedad de Sudeck?
La enfermedad de Sudeck, Síndrome Doloroso Regional Complejo (SDRC) o también conocido como Distrofia Simpática Refleja (DRS) es una afectación rara, poco frecuente, multi sintomatológica y crónica de una parte del cuerpo o varias, por normal general de una extremidad. Consiste en la aparición de una patología secundaria a un traumatismo, daño, intervención quirúrgica, reposo duradero u otras causas, en la que el sistema está alterado y a la defensiva.
Es muy importante para el buen pronóstico del Sudeck, un diagnóstico precoz. Un diagnóstico en la fase más temprana podría evitar etapas muy dolorosas, una lenta recuperación y complicaciones secundarias.
Diagnóstico de Sudeck
El diagnóstico se basa en la historia clínica, para saber si el paciente ha sufrido alguna situación desencadenante y en descartar otras patologías.
El diagnóstico diferencial va a depender de la fase evolutiva en la que se encuentre la enfermedad, en cada fase deberíamos descartar distintas patologías.
Las pruebas complementarias que nos pueden ayudar a realizar el diagnóstico son:
- Radiografía, en la que se visualiza la desmineralización ósea. Puede verse como una osteoporosis moteada.
- Gammagrafía, útil en los estadios iniciales para un diagnóstico precoz.
- Resonancia magnética, dependiendo dónde se ubique el Sudeck.
- TAC, ayuda a relacionar un diagnóstico complejo, donde se encuentran distintos niveles afectados (vasomotor, tendinoso, ligamentoso, capsular)
- Termografía, que mide el calor emitido por el cuerpo.
El Sudeck se manifiesta con la presencia de dolor profundo, intenso (ardiente) y disperso en la zona o zonas afectada/s (normalmente extremidades), alteraciones cutáneas (palidez) y sensitivas (alodinia), sudoración anormal, edema, atrofia muscular y ósea.
Los síntomas principales son:
- Dolor intenso, profundo, punzante. Muchos pacientes lo describen como un dolor parecido a cuando se “calan” los dientes.
- Alteraciones cutáneas: alteraciones en la pigmentación de la piel (blanquecina o azulada), en la temperatura, descamación o sequedad de la piel, palidez o fibrosis, brillo en la piel, crecimiento de vello en la zona, crecimiento más rápido de las uñas.
- Inflamación localizada en la zona de dolor.
- Afecciones motrices, dificultad para el movimiento de la zona afectada provocada por el mismo dolor. Como consecuencia de la limitación del movimiento, la musculatura se atrofia.
- Alteraciones óseas, osteoporosis.
- Problemas farmacológicos (dependencia) por alteraciones psicológicas y emocionales, como consecuencia del dolor y la limitación de la movilidad.
No se sabe por qué el Sistema Nervioso Simpático se encuentra en “modo activo” continuamente, originando una respuesta inflamatoria que perpetúa la sintomatología de la enfermedad de Sudeck.
Factores de riesgo de la enferdad de Sudeck
- Enfermedades cardiovasculares.
- Lesiones neurológicas (centrales y periféricas)
- Trastornos idiopáticos.
- Infecciones
Tratamientos para la enferdad de Sudeck
En nuestros centros MIVI, la mayoría de los SUDECK que hemos tratado han sido diagnosticados tras un tiempo prolongado de inmovilización indistintamente del motivo de ésta (fractura, intervención quirúrgica, traumatismos).
El tratamiento debería ser lo más precoz posible (para evitar la cronicidad), multidisciplinar (fisioterápico, psicológico, farmacológico, ortopédico) e individualizado.
Tratamiento farmacológico para paliar los síntomas, sobre todo analgésicos. En casos más agudos o intensos respecto al dolor se pueden practicar bloqueos nerviosos.
El tratamiento fisioterápico del Sudeck está orientado en tratar los síntomas y reeducar al paciente para que use su extremidad afectada y recupere movilidad, fuerza y funcionalidad. Es muy importante la implicación por parte del paciente en la rehabilitación. Será un tratamiento “suave”, no queremos provocar un aumento del dolor ni una reacción de defensa del cuerpo.
Las técnicas fisioterapéuticas empleadas son:
- Cinesiterapia: movilizar la extremidad afectada, mejorando el rango articular y con ello la funcionalidad.
- Trabajo de la sensibilidad, en el caso de que esté alterada trabajaremos con distintas texturas, cepillos, espejo, pluma, etc.
- Drenaje linfático manual con el objetivo de disminuir el edema.
- Electroterapia analgésica para disminuir el dolor.
- Ejercicios propioceptivos para una mejor percepción y consciencia de la zona afectada por parte del paciente.
- Magnetoterapia por su acción antiinflamatoria y vasodilatadora.
- Baños de contraste pueden ser beneficiosos dependiendo de la alteración que presente respecto la temperatura el paciente, siempre teniendo en cuenta un posible efecto “rebote” o cambio brusco en la sintomatología térmica del paciente.
El ejercicio físico suave y sin dolor ayuda a la mejora física y psicológica del paciente. El ejercicio realizado en el medio acuático es muy beneficioso.
Como terapia ortopédica y complementaria se aconseja el uso de medias compresivas aptas para esta patología.
El tratamiento psicológico en muchos casos es aconsejable, sobre todo en estadios avanzados, ya que el paciente sufre un dolor intenso, que suele tardar en ser diagnosticado e incapacita su vida diaria. Se suelen enseñar técnicas del manejo del dolor para afrontar la patología.
Algunos suplementos como el calcio, complejos de vitamina B, magnesio, triptófano y melatonina ayudan a tratar tanto el hueso, regular el dolor y estimular el sistema parasimpático. Siempre supervisado por tu médico.