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Dolor crónico en mujer con la doctora Patricia Magalló

ESPECIALISTA/S

  • Patricia Magalló · Doctora MIVI Salud Barcelona

DESCRIPCIÓN

Es importante que las mujeres cuando tiene un dolor, no lo minimicen porque los dolores bien tratados cuando toca pueden controlarse. El dolor es una cascada que va creciendo si lo van retrasando llega un momento en el que se transforma en dolor crónico y un dolor crónico instaurado es mucho más difícil de tratar.

TRANSCRIPCIÓN

¿Las mujeres sufren más dolor crónico que los hombres?

Diferencias biológicas desde la infancia

Está demostrado que las mujeres tienen mucha más tendencia a experimentar dolor que los hombres. Esto no es una percepción subjetiva ni una invención. Desde el nacimiento hasta la edad adulta, tanto hombres como mujeres atraviesan diferentes etapas. Sin embargo, el hombre cuenta con un factor protector: la testosterona.

En la infancia, hasta que llega la primera menstruación, el umbral del dolor es similar. A partir de ese momento comienzan las diferencias. El solo hecho de tener la menstruación ya supone una fuente de dolor que el hombre no experimenta.

Cambios hormonales y físicos: embarazo y menopausia

Durante el embarazo, la mujer sufre cambios hormonales y físicos que predisponen a la aparición de dolor a largo plazo. La pelvis, por ejemplo, se adapta para alojar al feto, lo que puede derivar en molestias posteriores.

Cuando cesa la producción de estrógenos en la menopausia, también aumenta la incidencia de osteoporosis en mujeres, lo que incrementa el riesgo de fracturas y dolor crónico.

Retraso en la consulta: un problema frecuente

Falta de tiempo y priorización de otros

Muchas mujeres llegan tarde a las Unidades del Dolor. No porque no sufran, sino porque no se priorizan: cuidan de sus hijos, trabajan y anteponen siempre a los demás. Por eso, cuando finalmente acuden a consulta, solemos ir por detrás del problema, no por delante.

Casos recientes demuestran que hay mujeres que han sufrido dolor tras el parto y no lo han verbalizado, centradas en la lactancia o el cuidado del bebé. Y cuando ese dolor se atiende, ya se ha cronificado.

Datos claros sobre prevalencia

La prevalencia del dolor crónico en mujeres es del 30%, frente al 21% en hombres. Además, las mujeres tardan más en consultar, muchas veces por el rol social que se les ha impuesto: cuidadoras, sufridoras, silenciosas.

Más allá de lo biológico: el impacto de lo social

La brecha social y sanitaria

Existe una brecha social evidente que también afecta al ámbito sanitario. Incluso los profesionales del dolor, con formación y perspectiva de género, pueden caer en estereotipos: “las mujeres aguantan más”. Esto es una generalización injusta que muchas veces retrasa el diagnóstico y tratamiento adecuado.

Este sesgo social lleva a etiquetar los dolores femeninos como ansiedad, depresión o somatización, cuando en realidad son cuadros complejos, multifactoriales y físicos.

El dolor crónico mal tratado se agrava

El dolor no tratado a tiempo se cronifica. Un dolor lumbar no diagnosticado durante uno o dos años afecta al sistema nervioso central: el cerebro lo asimila como parte del estado normal del cuerpo, y es mucho más difícil de revertir.

Factores que explican por qué la mujer sufre más dolor

Cambios hormonales y estructurales

Desde la primera menstruación, el embarazo y la menopausia, hasta enfermedades específicas como el cáncer de mama, las mujeres viven más momentos críticos que pueden generar dolor. Durante el embarazo, los cambios anatómicos en pelvis, caderas o rodillas pueden causar dolor a largo plazo.

Las mujeres, además, requieren más prótesis de cadera o rodilla en edades avanzadas, en parte como secuela de estos cambios fisiológicos.

Patologías propias y consecuencias del tratamiento

El cáncer de mama es un claro ejemplo: más frecuente en mujeres, puede producir dolor por la cirugía, la radioterapia, el linfedema o la afectación de nervios. A ello se suma el impacto psicológico, físico y hormonal (menopausia precoz, osteoporosis…).

La brecha de género también se manifiesta en la salud

La mujer minimiza su dolor y el entorno también

Muchas veces el dolor femenino no se manifiesta abiertamente. La mujer no se queja porque “debe cuidar”, “debe resistir”, y eso lleva a retrasar el diagnóstico. Esta infravaloración del dolor femenino está documentada.

Por ejemplo, ante un infarto, las mujeres son tratadas más tarde que los hombres, porque sus síntomas se minimizan y no encajan con la presentación “típica” masculina.

¿Existen protocolos específicos hoy en día?

No existen protocolos sistematizados para fomentar que la mujer consulte antes. Falta concienciación social, médica y cultural. A pesar de que las mujeres tienen más episodios de dolor, se les presta menos atención clínica.

Desde MIVI, trabajamos con equipos multidisciplinares que incluyen psicólogos y especialistas para acompañar a la paciente en función de su momento vital.

Un mensaje para todas las mujeres que sufren dolor

Si una mujer experimenta dolor y no sabe qué hacer, no debe minimizarlo, ni tampoco exagerarlo. No es una víctima, pero sí tiene derecho a pedir ayuda. La sanidad pública es buena, y la primera consulta debe hacerse sin miedo.

Si el dolor dura más de seis semanas, o más de tres meses, hay que consultar. Porque el dolor bien tratado a tiempo puede evitar complicaciones mayores. No esperes a que se cronifique.

Y si conoces a una mujer que está sufriendo en silencio, anímala a consultar. Para eso existen las Unidades del Dolor y el Grupo MIVI.